viernes, 6 de noviembre de 2015

DÍA DE TODOS LOS SANTOS (1 DE NOVIEMBRE)

Este día se celebra la fiesta de todos los santos que tuvieron una vida ejemplar así también de los niños difuntos.
Esta fiesta es pequeña en comparación con la del Día de Muertos, dentro de las tradiciones se acostumbra realizar altares a los Santos dentro de las Iglesias, y muchas familias acostumbran realizar altares a sus niños muertos ya sea dentro de sus casas o sobre las lápidas en los cementerios.
Los altares son adornados con papel de muchos colores, flores de cempasúchil, si el altar es para un niño se le ponen juguetes como carritos, muñecas, dulces etc.
DÍA DE LOS MUERTOS (2 DE NOVIEMBRE)
Este día se celebra la máxima festividad de los muertos en México. La celebración está llena de muchas costumbres. 
A las personas les gusta ir y llevar flores a las tumbas de sus muertos pero para otras representa todo un rito que comienzan desde la madrugada cuando muchas familias hacen altares de muertos sobre las lápidas de sus familiares muertos, estos altares tienen un gran significado ya que con ellos se cree que se ayuda a sus muertos a llevar un buen camino durante la muerte.
Las familias pasan largas horas trabajando en el altar, muchos de estos altares son considerados verdaderas obras de artes, ya que reflejan el trabajo, dedicación y creatividad de la gente para ofrecer un buen altar. 
Existen muchas formas de realizar altares de muertos, la más sencilla la suele hacer mucha gente dentro de sus casas ya que sobre una mesa cubierta con un mantel se pone una fotografía de la persona fallecida, y se adorna con flores y algunos recuerdos.





Esta tradición mexicana viene desde nuestros antepasados. Dentro de las costumbres Aztecas, al fallecer una persona, le doblaban las piernas en posición de sentado, afirmaban brazos y piernas atándolos firmemente y en un lienzo acabado de tejer colocaban el cuerpo al cual le ponían en la boca una bella pieza de jade que era el símbolo de su corazón.  La persona tendría que dar el jade a los dioses en su camino a Mictlán, la residencia de los muertos, enseguida cosían el lienzo con el cadáver dentro y ataban encima un petate.

En una gran plaza alejada a propósito, preparaban una pira funeraria y situaban encima el cadáver rodeado de las cosas que poseyera en vida: su escudo, espada, etc. La viuda, la hermana o la madre preparaban tortillas, frijoles y bebidas. Un sacerdote debía comprobar que no le faltara nada y después prendían fuego y mientras las llamas ardían, los familiares sentados aguardaban el fin, llorando y entonando tristes canciones. Las cenizas eran puestas en una urna junto con el jade.
Los Aztecas creían ser inmortales y la muerte no era más que una forma nueva de vida. En el mundo Azteca del más allá había 13 cielos y 9 infiernos. Cada persona que moría, iba a dar a un mas allá de acuerdo con la ocupación que hubiera tenido en vida.
Cuando las almas llegaban al séptimo infierno, como prenda de buena conducta debían dejar la pieza de jade que los vivos habían puesto en su boca. Al terminar el viaje, quedaban situados en el noveno infierno.
En la época precolombina se conocía el altar de muertos con el nombre de TZOMPAMTLI, celebraban este día a la diosa COATLICUE (la madre de los dioses), la diosa que todo lo hace y lo deshace.
Preparaban un altar en forma de pirámide el cual era cubierto con papel teñido de diferentes colores; en la primera parte colocaban una imagen de ella, en el segundo nivel ponían comida, flores y velas acompañadas con un incensario (copal). El tercer nivel lo decoraban con velas y flores en el piso haciendo un camino de follaje, el cual se adornaba con flores y velas en las orillas.
Con la llegada de los españoles, llega el cristianismo. Esta doctrina señala al individuo como un ser integrado de cuerpo y alma, por lo que los altares u ofrendas eran de elementos de esta nueva religión como: santos, Cristo, cruces y algunas frutas que no existían en América.
Ahora el altar es una combinación de la cultura mexicana con la europea.







Lugares donde la tradición se conserva tal cual…
En la ceremonia de la ofrenda a los difuntos, en el cementerio de la isla de Janitzio en el lago de Pátzcuaro, del estado de Michoacán, México , la tradición del “Día de Muertos” se ha conservado en todo su vigor.
A las seis de la tarde del día primero de noviembre de cada año, comienza a oírse el toque de muertos y con intervalos de medio minuto la campana sigue doblando hasta la madrugada.
Poco antes de la media noche las familias de la isla salen de sus casas rumbo al cementerio de la cercana ciudad de Pátzcuaro, las personas se dirigen a la isla en sus canoas que semejan mariposas y que a la luz de miles de velas se antoja como un cuento. Los hombres embozados en sus sarapes, las mujeres ataviadas con sus mejores ropas y joyas más vistosas.
Para iluminar el camino cada grupo prende velas, la isla adquiere un aspecto fantástico, con millares de lucecitas, masas de sombras caminantes y el lento e interminable doblar de las campanas.
Los grupos se dirigen a las tumbas de sus familiares, las adornan con guirnaldas de flores, colocan ahí las bateas (charolas de madera) y los platones cargados de comida y frutas y prenden todas las velas que les sea posible.
A la media noche las mujeres se arrodillan ante las tumbas, los hombres entonan alabanzas fúnebres a los muertos, de cuando en cuando las mujeres cortan los pétalos a las flores de cempasúchil llevadas especialmente para ese objeto y riegan los pétalos sobre las tumbas. Así transcurren las horas hasta el amanecer.
Junto al cementerio, en el atrio de la parroquia se celebra una ceremonia, en ese lugar se reúnen las familias que no tienen muertos o cuyos deudos tienen más de tres años de enterrados.
No llevan ramos ni flores, solamente velas y sus bateas con ofrendas, allí permanecen mudos a lo largo de toda la noche.
Esta costumbre tiene su concepción desde la época prehispánica según la cual, el muerto tenía que hacer un largo viaje que duraría tres años para llegar a Mictlán, lugar donde se establecería para siempre, por ese motivo consideran que al llegar el difunto al final de su viaje, ya no necesita que lo velen en el camposanto y solamente rezan por él en la iglesia.
Algunos de los elementos que componen a la ofrenda son...

1.  Veladoras o cirios

Se utilizan las velas como símbolo del elemento fuego y por su asociación religiosa. Es común incluir una para cada difunto recordado más otra para un alma "olvidada." A veces las veladoras son colocadas en forma de cruz.

2.  Imágenes de los difuntos

La ofrenda se coloca en anticipación a la visita de las almas de nuestros seres queridos ya difuntos, así es que se colocan sobre el altar los retratos de los mismos. Pueden ser fotos sueltas o enmarcadas o inclusive retratos dibujados o pintados.

3.  Flores

La flor de cempasuchil  (tambien conocida como zempoaxochitl o cempasúchil), de color intenso anaranjado, es la más común en un altar de Muertos. Tanto su belleza como su olor atraen a las almas de los difuntos hacia la ofrenda. Muchas veces las flores se colocan en forma de cruz o formando un "sendero" a seguir por las ánimas. Tambien se ocupan -- aunque en menor medida -- otras flores de color morado y blanco.

4.  Sal

Se coloca en un recipiente sobre el altar como símbolo de purificación.

5.  Incienso

Tradicionalmente no se utilizaba el incienso en sí sino el copal, una resina que, al quemarlo, arroja un humo muy aromático. El agradable olor atrae a las almas de los difuntos hacia la ofrenda y también, por su asociación con la religión, es un fuerte símbolo de oración y purificación. De no poder conseguirse el copal, se puede emplear el incienso en alguna forma para este propósito. En algunos lugares tambien se emplean hierbas aromáticas (como son el romero y la manzanilla) para un fin parecido, haciendo de ellos una especie de té aromático.

11.  Artículos religiosos

Ya que el Día de los Muertos actual es el resultado de la mezcla de tradiciones prehispánicas americanas con las europeas de la época de la Conquista, los elementos católicos figuran en la celebración. Cruces, crucifijos, rosarios e imágenes de santos (como los a que tenían especial devoción a los difuntos) se pueden colocar sobre el altar. Se pueden colocar las flores, los cirios y hasta las frutas y otros elementos de la ofrenda en forma de cruz.

12.  Objetos varios

La ofrenda se arma para atraer y agasajar a los difuntos de la familia y es de suponerse que en donde quiera que estén siguen necesitando y disfrutando de las mismas cosas que cuando estuvieron vivos. Por lo mismo, se puede colocar sobre el altar cualquier objeto del gusto del difunto. Juguetes (en el caso de los niños), objetos de aseo personal y artículos que empleaba. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario